No estaba muy inspirada... ¿Qué hago de comer??? A ver... Nada, bloqueada total. Pero la quinta vez que abrí la nevera-congelador-despensa, vi un paquete de hojaldre que a mi parecer no estaba las otras veces que ojeé el congelador en busca de inspiración... Le dije: sí o sí, hoy vas a caer!!
Yo compro el hojaldre refrigerado (este es del Lidl, que es vegano) y lo congelo cuando llego a casa; así procuro tener siempre mínimo un paquete para esos días de poca imaginación gastronómica!
1 paquete de hojaldre.
2 cebollas hermosas (entiéndase hermosas por medianas-tirando-a-grandes).
1 ramillete de brócoli.
1 calabacín hermoso (ya sabes cómo es jeje).
10-15 tomatitos cherrys.
2 dientes de ajo picados.
3 cucharadas de azúcar moreno.
1 cucharada de vinagre (yo uso de manzana, pero también sirve de vino blanco).
1 tetrabrik de nata vegetal (suelen venir de unos 200 ml, esa cantidad va bien para la receta).
Aceite de oliva.
Orégano.
Sal y pimienta.
Lo primero es descongelar la masa si la guardabas en el congelador claro!
La colocamos en el molde de tartaleta que hayamos elegido, presionamos con los dedos la masa contra el borde del molde y retiramos el sobrante de masa que cae por los lados.
Pinchamos con un tenedor por toda la superficie y horneamos 10 minutos a 180 grados. Sacamos y reservamos.
Cortamos en juliana la cebolla y la pochamos en una sartén con un chorrito de aceite de oliva, una pizca de sal y el ajo. Con el fuego medio-bajo, añadimos el azúcar y mezclamos bien, pasados unos 2 minutos echamos el vinagre y removemos, cocinamos unos 10 minutos; la cebolla tomará un color marrón dorado. La esparcimos bien sobre la superficie de la masa.
Lavamos y cortamos en rodajas finas el calabacín, el cual saltearemos en la sartén con un poco de aceite, una cucharadita de orégano y una pizca de sal. Pasados unos 5 minutos, retiramos y colocamos las rodajas encima de la cama de cebolla.
Ahora saltearemos el brócoli (partido en mini-arbolitos) y los tomatitos cherrys cortados a la mitad, con otra pizca de sal, unos 5 minutos y esparcimos sobre la capa de calabacín.
Es el turno de la nata vegetal, la iremos echando con cariño por toda la superficie aunque no la cubramos del todo, para que algunos arbolitos de brócoli se doren un poquito.
Espolvoreamos un poco de pimienta negra y al horno de nuevo, unos 15 minutos a 180 grados (depende mucho del horno que tengamos, cada uno es un mundo! Si ves que a los 10 minutos el borde está muy muy dorado, pues lo sacas ya... Y si ves que a los 15 está muy clarito, pues esperas un par de minutos más jeje).
Retiramos del horno y servimos!!
Espero que te guste!
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